VATICANO,
A las 9.30 (hora local) el Papa Benedicto XVI celebró en la Basílica Vaticana la Santa Misa por la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y en su homilía dijo firmemente que en la Iglesia sufriente Cristo triunfa, no obstante las ideologías que parecieran condenarla.
El Santo Padre inició sus palabras citando el Evangelio de san Mateo: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Sobre estas palabras agregó que “los Evangelios nos cuentan tres situaciones diversas en las que el Señor trasmite a Pedro su tarea. Se trata siempre de la misma, pero de la diversidad de las situaciones y de las imágenes usadas se hace más claro lo que en ello interesaba e interesa al Señor”.
Recordando nuevamente el Evangelio hodierno, el Pontífice hizo notar como Pedro reconoces a Jesús “como Mesías e Hijo de Dios” y que a partir de ello le es dada su tarea mediante tres imágenes: “aquella de la roca que se convierte en piedra de fundamento o piedra angular, aquella de las llaves y aquella del atar y desatar”.
Seguidamente el Papa puso la atención en el lugar geográfico y el contexto cronológico en que se dan los hechos: “La promesa se da en las fuentes de Jordán, en la frontera de la tierra hebrea, en los confines con el mundo pagano. El momento de la promesa marca un cambio decisivo en el camino de Jesús: ahora el Señor se encamina hacia Jerusalén, y por vez primera, dice a los discípulos que este camino hacia la Ciudad Santa es el camino hacia la Cruz”.
“Continuamente el Señor está en camino hacia la Cruz, hacia la bajeza del siervo de Dios sufriente y asesinado, pero al mismo tiempo está siempre en camino hacia la vastedad del mundo, en la cual Él nos precede como Resucitado, para que en el mundo resplandezca la luz de su palabra y la presencia de su amor”.
Más adelante, Benedicto XVI recordó la situación actual de la Iglesia, una Iglesia que “sufre también hoy. En ella Cristo es nuevamente golpeado; siempre se trata de empujarlo fuera del mundo. Nuevamente la pequeña barca de la Iglesia es golpeada por el viendo de las ideologías, que con sus aguas penetran en ella y parecieran condenarla al hundimiento. Y sin embargo, justamente en la Iglesia sufriente Cristo sale victorioso”.