VATICANO,
En el documento final de la 17º Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, celebrada en el Vaticano del 15 al 17 de mayo y publicado recientemente, se afirma que "se debe tratar de ser abogados en la defensa de la libertad religiosa –constante imperativo nuestro– y del bien común para todos" en los países mayoritariamente musulmanes.
La Asamblea Plenaria, cuyo tema fue "Migración e itinerancia desde y hacia los países de mayoría islámica", también explica que a menudo "el Estado da la ‘forma’ al Islam en una determinada nación de mayoría islámica, organiza el culto, interpreta su espíritu y transmite su patrimonio, dando a la sociedad un carácter globalmente islámico", en el que "los no musulmanes se sienten allí, con mucha frecuencia, ciudadanos de segunda clase".
Seguidamente destaca que "es necesario empeñarse, en todas partes, para que prevalezca la cultura de la convivencia entre los autóctonos y los inmigrados, con un espíritu de mutua comprensión civil y de respeto por los derechos humanos de todos. Hay que buscar, además, caminos de reconciliación y de purificación de las memorias, así como tratar de ser abogados en la defensa de la libertad religiosa –constante imperativo nuestro– y del bien común para todos, y de respetar las minorías. Se trata, en tal caso, de un signo muy claro de auténtica civilización".
Las conclusiones también señalan que en estos países, los cristianos "experimentan graves dificultades para que les sean reconocidos sus derechos humanos. Además, estos últimos tienen escasa posibilidad de hacer valer su propia causa, en justicia, pues pueden ser fácilmente castigados o expulsados".
"La Iglesia está, pues, llamada a ayudar a los migrantes cristianos en esos países, así como en todo el mundo, dentro del respeto de la legalidad y con el interés de que se elabore una justa legislación con relación a la movilidad humana y con protección legal de todos los que en ella están implicados", añade.
Al referirse a la situación inversa, es decir, a los musulmanes en países de mayoría cristiana, el documento expresa que "los católicos, especialmente, están llamados a ser solidarios y a estar abiertos a compartir con los inmigrados musulmanes, conociendo mejor su cultura y su religión" y testimoniando los propios valores cristianos desde la perspectiva de una nueva evangelización.