ROMA,
Un día antes del gran encuentro de los movimientos eclesiales y nuevas comunidades con el Papa Benedicto XVI, el Movimiento de Vida Cristiana (MVC) celebró hoy en Roma una jornada de reflexión y oración en la que su Fundador, el laico consagrado Luis Fernando Figari, ofreció una catequesis a los miles de peregrinos asistentes sobre la identidad del MVC como familia eclesial.
El encuentro se inició en la tarde con una procesión de la imagen de Nuestra Señora de la Reconciliación que fue llevada en hombros por decenas de emevecistas desde la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén hasta la Basílica de San Juan de Letrán. El recorrido procesional fue seguido por más de dos mil peregrinos del MVC y personas de los alrededores que desafiaron el frío clima y la lluvia.
La expresión de devoción popular mariana celebrada entre fervorosos cantos, incienso, vivas y oraciones culminó con el ingreso de las andas de la Virgen a la Basílica Mayor Lateranense, la catedral del Papa. Allí, el Fundador peruano inició su catequesis recordando algunos hitos históricos del origen del MVC y su estrecho vínculo con el del Sodalicio de Vida Cristiana.
“Al ver junto al núcleo del Sodalitium y desde el que brotaban obras y se adherían personas comprometidas con nuestra espiritualidad sodálite, había una realidad nueva que se estaba gestando. Veía admirado cómo Dios obra maravillas desde vasos de barro. Veía cómo la gloria del Altísimo resplandecía y era para todos motivos de agradecimiento y de ardor por cooperar con la amorosa gracia que reclamaba la transformación de la sociedad invitando, en palabras del Papa Pío XII, a ‘rehacer todo un mundo desde sus cimientos’”, señaló.
Después de resaltar que los horizontes de transformación de la sociedad trazados por el Papa Angélico y por Pablo VI se convirtieron en la joven comunidad inicial en ideas fuerza y motoras que despertaban grandes ideales, Figari destacó que ayer como hoy continúa el convencimiento de que dejarse configurar al Señor Jesús es el horizonte desde el que surge el despliegue hacia los otros seres humanos.
Al evocar su participación en el Jubileo de los Jóvenes en 1984, cuando fue invitado a dar una catequesis sobre el amor, Figari indicó que “los corazones jóvenes sienten hambre de Dios”, sin embargo, “muchísimos confundidos parecen no saber dónde buscarlo. Los sucedáneos nos atraen, la cultura de muerte nos golpea, el pecado nos debilita y al ver la luz que irradia el Sol de justicia, se cubren los ojos acostumbrados a andar a tientas en las tinieblas. Parecen medioqueredores: dicen querer pero ante la exigencia concreta se echan atrás”.