VARSOVIA,
El Papa Benedicto XVI señaló que “nuestras aspiraciones ecuménicas deben estar enraizadas en la oración, en el perdón mutuo y en la santidad de vida de cada uno de nosotros”, reafirmando así que la restauración de la unidad es prioridad de su ministerio petrino, en su discurso a representantes de otras confesiones cristianas en la iglesia luterana de la Santísima Trinidad.
Luego del mensaje del Presidente del Consejo Ecuménico Polaco, arzobispo Jeremiasz de la Iglesia Ortodoxa del Este, el Santo Padre saludó a los líderes de las distintas iglesias polacas que se reunieron en esta ocasión, entre quienes se encontraban también el obispo Janusz Jagucki, de la iglesia evangélica de la confesión de Augsburgo. El Papa destacó que “lo que nos une es el deseo de conocernos y dar gloria y honor a nuestro Señor Jesucristo en común oración: ‘a Él que nos ama y que nos ha liberado de nuestros pecados por su sangre y nos ha hecho un reino, sacerdotes para Dios y el Padre’ (Ap.1:5-6). Estamos agradecidos a nuestro Señor, porque nos reúne, nos da su Espíritu y nos permite –por encima de lo que todavía nos separa– clamar ‘Abba, Padre’".
Seguidamente, el Pontífice agradeció por este encuentro ecuménico y comentó que “veo esto como un paso en la implementación del firme propósito que hice al inicio de mi pontificado: considerar como prioridad de mi ministerio la restauración de la plena unidad de los cristianos. Mi amado predecesor, el Siervo de Dios Juan Pablo II lo estableció claramente cuando visitó esta misma iglesia de la Santísima Trinidad en 1991”.
Benedicto XVI reconoció que es “imposible para nosotros ‘lograr’ esa unidad sólo con nuestras fuerzas. Como dije el año pasado en el encuentro ecuménico en Colonia: ‘Sólo podemos obtener unidad como un regalo del Espíritu Santo’. Por esa razón, nuestras aspiraciones ecuménicas deben estar enraizadas en la oración, en el perdón mutuo y en la santidad de vida de cada uno de nosotros”.
“Mientras proclamamos el Evangelio, tenemos que estar movidos por la aspiración de cultivar relaciones de sincera caridad, de manera que, a la luz de éstas, todos sepan que el Padre envió al Hijo y que Él ama a la Iglesia y a cada uno de nosotros como Él ha amado al Hijo ( Jn 17:23). La tarea de los discípulos de Cristo, la tarea de cada uno, es por ello, tender hacia la unidad, de manera que todos nos convirtamos, como cristianos, en signo visible de su mensaje salvador que se dirige a todo ser humano”, enfatizó el Papa.
Benedicto XVI recordó nuevamente el encuentro de Juan Pablo II con las demás confesiones cristianas en 1991 y señaló que “Desde ese encuentro, mucho ha cambiado. Dios nos ha permitido dar muchos pasos hacia el entendimiento mutuo y el acercamiento. Permítanme traer a su atención algunos eventos ecuménicos que se han realizado en el mundo durante este tiempo: la publicación de la carta encíclica Ut Unum Sint; los acuerdos cristológicos con las iglesias pre-calcedonias, la firma en Ausburgo de la ‘Declaración conjunta sobre la Doctrina de la Justificación’, el encuentro por el Gran Jubileo del año 2000 y el memorial ecuménico de los testigos de la fe de veinte siglos, el reinicio del diálogo entre católicos y ortodoxos a nivel mundial, el funeral del Santo Padre Juan Pablo II con la participación de casi todas las iglesias y comunidades cristianas”.