VATICANO,
Miles de peregrinos llegados de todas partes del mundo se reunieron hoy en la Plaza de San Pedro para asistir a la Audiencia General con el Papa Benedicto XVI, quien meditando sobre “Pedro, el Apóstol”, afirmó que la fe es un camino de sufrimiento y amor, de fidelidad, que debe renovarse día a día.
Al inicio de su catequesis, el Santo Padre hizo notar cómo Pedro, “lentamente y no sin fatiga se había introducido en el modo de pensar del Maestro: escuchaba sus palabras, observaba sus comportamientos, admiraba los prodigios”.
Seguidamente hizo referencia a la multiplicación de los panes y al momento en que Jesús “interpretó el milagro en el sentido del don de sí: ‘El pan que os daré es mi carne para la vida del mundo’. Jesús anuncia la cruz, con la cruz el pan eucarístico, su modo absolutamente nuevo de ser rey”.
“Podemos imaginar que las palabras de Jesús fueron difíciles para Pedro. Y no obstante ello cuando Jesús preguntó a los Doce: ‘¿Queréis marcharos también vosotros?’, Pedro reaccionó con el impulso de su corazón generoso, guiado por el Espíritu Santo. En nombre de todos respondió: ‘Señor, ¿Dónde quién iremos? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros hemos creído que Tú eres el Santo de Dios’”, indicó el Obispo de Roma.
“Pedro inicia la confesión de la fe cristológica de la Iglesia y se convierte en la boca de los otros Apóstoles”, continuó el Papa. “Esto no quiere decir que hubiese comprendido el misterio de Cristo en toda su profundidad. La suya era una fe inicial, una fe en camino; habría llegado a la plenitud verdadera sólo mediante la experiencia de los hechos pascuales”.
Más adelante destacó que la fe de Pedro, “era una fe abierta a una realidad más grande, abierta sobre todo porque no era fe en algo, sino fe en Alguien: en Él, Cristo”.