BUENOS AIRES,
El Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, en una reciente visita a Mar de Plata en donde fue distinguido como "Huésped de Honor", afirmó que "el criterio que nos permite distinguir entre la verdadera Esperanza que no defrauda y la esperanza, puro espejismo de una engañosa promesa, es ésta: saber si nos lleva o no a alcanzar la vida plena y perdurable".
De visita en el país gaucho, y luego de recibir el Doctorado Honoris Causa en la Universidad Fasta en Mar de Plata, el Arzobispo indicó que "se dan pues verdaderas y falsas esperanzas, esperanzas engañosas y quiméricas y esperanzas realizables, sólidas y firmes esperanzas del bien y de los bienes que constituyen la felicidad del hombre".
Durante la conferencia, entre cuyos asistentes se encontraban el Obispo de la ciudad, Mons. Juan Alberto Puiggari, y el Obispo Auxiliar de Madrid, Mons. Fidel Hérraez Vega, el Cardenal Rouco afirmó que "la medida y el criterio que nos permite distinguir entre la verdadera Esperanza que no defrauda y la esperanza, puro espejismo de una engañosa promesa, es ésta: saber si nos lleva o no a alcanzar la vida plena y perdurable en una felicidad sin sombra ni ocaso o si, por el contrario, nos corta o desvía el camino que lleva a ella".
Para el Purpurado, "una primera exigencia, muy actual, de la virtud de la Esperanza es la de su inserción viva y la de los bienes a los que ella aspira y tiende en la comunión plena con la fe de la Iglesia" y resaltó que "una segunda exigencia sería la que debe ser vivida evangélicamente como un dinamismo interior, impulsado por los dones del Espíritu Santo y cultivado en una intensa experiencia de oración contemplativa y mariana, acogiendo el don del santo temor de Dios, que nos lleva y conduce hacia la realización de nuestra vocación cristiana en sus especificidades básicas -sacerdotal, consagrada, laical- aspirando humilde y perseverantemente a la santidad".
"Una tercera y última exigencia -continuó el Arzobispo- debería ser la de vivir la propia vocación cristiana con estilo y contenido de permanente compromiso apostólico, movidos por la urgencia de la caridad de Cristo, dispuestos siempre al testimonio del Evangelio, de palabra y de obra en la Iglesia y en el mundo".
Finalmente el Cardenal Rouco citó una reflexión del Papa Benedicto XVI de su encíclica Deus Caritas est: "Fe, Esperanza y Caridad están unidas. La Esperanza se relaciona prácticamente con la virtud de la paciencia, que no desfallece ni siquiera ante el fracaso aparente, y con la humildad, que reconoce el misterio de Dios y se fía de Él incluso en la oscuridad. La Fe nos muestra a Dios que nos ha dado a su Hijo y así suscita en nosotros la firme certeza de que realmente es verdad que Dios es amor".