VATICANO,
Al celebrar hoy en la Patriarcal Basílica de San Pedro la Santa Misa Crismal, el Papa Benedicto XVI dijo que lo esencial del sacerdocio es ser amigos de Jesús, e invitó a los sacerdotes presentes a poner sus manos a disposición de Cristo y dejarse guiar por Él.
En su homilía durante la Misa Crismal, en la que los sacerdotes renuevan sus promesas y se bendicen los Santos Óleos, el Santo Padre afirmó que “el ser amigo de Jesús, el ser sacerdote, significa ser un hombre de oración. Solo podemos ser amigos de Jesús en la comunión con el Cristo entero, con el cuerpo y la cabeza”.
En la ordenación sacerdotal, dijo el Pontífice, Jesús mismo hace del ordenado un amigo, “el Señor nos confía todo, nos confía a sí mismo. Él verdaderamente se ha entregado a nuestras manos. Nos hace participar también de su conciencia sobre la miseria del pecado y de toda la oscuridad del mundo, y nos da la llave en las manos para abrir la puerta hacia la casa del Padre”.
Al profundizar en el significado del sacerdocio y la relación entre la acción y la oración, el Papa advirtió del problema del activismo, como algo que no da frutos y es ineficaz. "El simple activismo puede ser hasta heroico. Pero el actuar externo, al fin de cuentas, permanece sin frutos y pierde eficacia, si no nace de la profunda íntima comunión con Cristo”, apuntó.
“El sacerdote –continuó diciendo–debe ser sobre todo un hombre de oración. El mundo en su activismo frenético pierde el peso de la orientación. Su actuar y sus capacidades se tornan destructivas, si la oración no es considerada”.
En su homilía, el Papa definió el Jueves Santo como “el día en que el Señor dio a los Doce la tarea sacerdotal de celebrar, en el pan y el vino, el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre hasta su regreso. En el lugar del cordero pascual y de todos los sacrificios de la Antigua Alianza ingresa el don de su Cuerpo y de su Sangre, el don de sí mismo”.