En esta “nueva primavera”, ¿los Movimientos tienen un rol protagónico?
Es necesario que los laicos se asocien, que escuchen las llamadas y la voz del Espíritu Santo en estos momentos que está llamando a la Iglesia. Porque los nuevos Movimientos son, sin duda alguna, una obra del Espíritu y, por consiguiente, le están indicando a los laicos los caminos por los que pueden con eficacia y con verdad encauzar cada día más ese compromiso evangélico, ese vivir con las exigencias que brotan del Evangelio, exigencias evangelizadoras, humanizadoras, de la salvación eterna de esa nueva humanidad.
¿Cuáles son los desafíos de la Iglesia en su misión “ad intra” en España? ¿Qué es lo que hay que hacer como tarea prioritaria?
El desafío que tiene la Iglesia en todas partes, pero particularmente en España, es que la gente crea, que los jóvenes crean, que no se tenga miedo a Jesucristo. Hay un desafío al interior que es el de consolidar la experiencia y comunión cristiana y eclesial, ofrecer una formación cada día más sólida y rigurosa a los cristianos para que den razón de su fe y tengan un conocimiento mayor de esa fe en fidelidad concreta al Magisterio y Tradición de la Iglesia que permita la superación de desviaciones y lagunas doctrinales que impiden vivir la fe en toda su verdad e intensidad.
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Son retos al interior de la Iglesia que permitirán cumplir con ese reto mayor, permanente y de siempre, pero que hoy se siente con mayor urgencia que es el de llevar sin temor el Evangelio, es decir, evangelizar. Cuando el Papa Juan Pablo II en su última visita a España nos decía “España evangelizada, España evangelizadora: ese es tu camino”, nos estaba trazando la respuesta a los retos que actualmente tenemos. Evangelizar supondrá humanizar, evangelizar reclamará una convivencia mayor, evangelizar supondrá hacer presente en obras y palabras la verdad de Dios y la verdad del hombre inseparables. Y eso es garantía de futuro.
¿Cuál debe ser el aporte de la Iglesia en América Latina a la Iglesia universal?
El aporte es que ese vigor que tiene la fe cristiana en América, vigor en sus comunidades, en tantos y tantos obispos y catequistas, ese vigor que es frescura, que es un cristianismo vivo, fresco y evangélico, se consolide y fortalezca sin ningún temor o miedo pues es allí donde está el futuro de una América que saldrá de tantas pobrezas pero que, sobre todo, ofrecerá al mundo el testimonio de Jesucristo como salvación, como esperanza verdadera, como razón de ser del hombre, como fuente de un amor verdadero y empeñativo en el servicio a los últimos y también con una fe vigorosa que evangelice otras latitudes de la tierra que se están quedando sin brazos para evangelizar.
¿Abre Ud. la posibilidad a que Europa sea reevangelizada por América Latina?
Probablemente sean los hermanos de América Latina los que vengan a nosotros, como nosotros fuimos allí, para que el Evangelio adquiera en medio de nosotros toda su fuerza y para que recuperemos el vigor de una fe vivida, pensada, con capacidad para transformar nuestra sociedad y nuestra cultura.
El Arzobispo de Toledo es sumamente crítico frente la situación cultural de hoy. Sin embargo, a la vez, es una persona muy esperanzada en la realización de la misión de la Iglesia...