VATICANO,
Bajo un despejado cielo azul y una mañana soleada, el Papa Benedicto XVI recibió a miles de fieles en la Plaza de San Pedro y les recordó que los Apóstoles son la garantía que entre Cristo y la Iglesia no hay contraposición alguna.
A lo largo de su discurso, el Santo Padre centró la catequesis en “La voluntad de Jesús sobre la Iglesia y la elección de los Doce”, dado que dedicará “los próximos encuentros de los miércoles al misterio de la relación entre Cristo y la Iglesia, considerándola a partir de la experiencia de los Apóstoles, a la luz de la tarea a ellos confiada”.
Sobre la Iglesia, el Pontífice afirmó que “fue constituida sobre el fundamento de los Apóstoles como comunidad de fe, de esperanza y de caridad. A través de los Apóstoles llegamos a Jesús mismo”.
“La Iglesia –continuó– comenzó a constituirse cuando algunos pescadores de Galilea encontraron a Jesús, se dejaron conquistar por su mirada, por su voz, por su invitación calurosa y fuerte: ‘Seguidme, y os haré pescadores de hombres’”.
Seguidamente, el Papa explicó que la prédica de Jesús “si bien es un llamado a la conversión personal, Él en realidad mira continuamente a la constitución del Pueblo de Dios que ha venido a reunir y salvar”.
Con esta afirmación consideró sin fundamento la interpretación individualista del anuncio que Cristo hace del Reino, que sostiene Adolf von Harnack. “En realidad –prosiguió el Pontífice–, este individualismo es una acentuación típicamente moderna: en la perspectiva de la tradición bíblica y en el horizonte del judaísmo, en el que la obra de Jesús se coloca con toda su novedad, resulta claro que toda la misión del Hijo hecho carne tiene una finalidad comunitaria, porque mira a recoger en unidad el pueblo escatológico de Dios”.