VATICANO,
Ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI rezó el Ángelus dominical y recordó que relación con Dios en el terreno caminar se vive más en la escucha que en la visión.
Al iniciar su discurso, el Pontífice hizo referencia a sus Ejercicios Espirituales, que “han sido días dedicados enteramente a la escucha del Señor, que siempre nos habla, pero que espera de nosotros una más grande atención especialmente en este tiempo de Cuaresma”.
Sobre el Evangelio de este domingo, la Transfiguración de Cristo sobre el monte Tabor, Su Santidad dijo que “cuando se tiene la gracia de probar una fuerte experiencia de Dios, es como si se viviese algo análogo a cuanto sucedió a los discípulos: por un momento se pre-gusta de algo que constituirá la beatitud del Paraíso”.
“Se trata -continuó diciendo- de breves experiencias, que Dios a veces concede, especialmente en momentos de duras pruebas. A nadie, sin embargo, le es dado vivir ‘sobre el Tabor’ mientras se está en esta tierra”.
Seguidamente, el Santo Padre se refirió a la vida humana como “un camino de fe, y, como tal, procede más en la penumbra que en la plena luz, no sin momentos de oscuridad y también de total oscuridad. Mientras estemos acá, nuestra relación con Dios sucede más en la escucha que en la visión; y la misma contemplación se realiza, por decir así, con ojos cerrados, gracias a la luz interior encendida en nosotros por la Palabra de Dios”.
Asimismo, el Papa recordó a la Virgen María, quien “a pesar de ser entre todas las criaturas humanas la más cercana a Dios, ha caminado día tras día como un peregrinaje de fe, custodiando y meditando constantemente en su corazón la Palabra que Dios le dirigía”.