VATICANO,
Mediante una carta dirigida al Obispo de San Cristóbal de las Casas (México), Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, la Santa Sede decidió poner punto final a la denominada “iglesia indígena”, vinculada a la llamada “teología india”, especialmente influyente en el sur de México, pero con importantes ramificaciones en América Latina.
La carta, firmada por el Cardenal Francis Arinze, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, lamenta la influencia de la ideología de la llamada “iglesia autóctona” heredada por Mons. Arizmendi de su predecesor, el Obispo Samuel Ruiz García, y señala que la nueva política debe suprimir la ordenación de diáconos permanentes.
Mons. Ruiz prohibió a diversos movimientos y congregaciones religiosas actuar en la diócesis, desalentó seriamente las vocaciones al sacerdocio célibe, y sobre todo promovió la ordenación masiva de diáconos permanentes casados, asegurando que en poco tiempo la Iglesia terminaría por aceptar la práctica del sacerdocio casado que, según decía, respondía más a una visión de “iglesia autóctona” o “indígena”.
Las constantes peticiones, dirigidas en ese sentido desde San Cristóbal de las Casas, obligaron a la creación en el Vaticano de una comisión interdicasterial que comenzó a deliberar en septiembre de 1993 y que llegó finalmente a una conclusión el pasado mes de octubre, bajo el pontificado del Papa Benedicto XVI: no al intento de crear una “iglesia autóctona” inspirada en la llamada “teología india” o “teología de la liberación”.
La elocuente carta del Cardenal Arinze, publicada en el último número del boletín “Notitiae” del dicasterio, está dirigida a Mons. Arizmendi, pero extiende sus conclusiones a otras regiones, como Guatemala, Bolivia Ecuador y Perú, donde también se vino promoviendo una “teología india” y una “iglesia autóctona”.
La carta del Cardenal Arinze dice textualmente: