MADRID,
En una carta con ocasión de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, el Obispo de Sigüenza-Guadalajara, Mons. José Sánchez González, resaltó que la “mera existencia” de esta vocación es “un signo y una aportación impagables a nuestro mundo materializado y de estrechos horizontes”.
Al destacar la importancia de la vida consagrada, afirmó que estas personas “están en la entraña del Evangelio y, sin ellas, a la Iglesia le faltaría algo de su propia naturaleza y el mundo sería mucho más pobre”.
Tras destacar que las personas consagradas, ya sea que hagan vida en común o no, se dedican a amplia variedad de obras apostólicas y de animación espiritual en la Iglesia y el mundo, el Obispo subrayó que todas ellas “constituyen, ya sólo por su mera existencia, un signo y una aportación impagables a nuestro mundo materializado y de estrechos horizontes”.
“Nos hablan por sus propias personas, por las razones últimas que les mueven y por su forma de vida, de otros valores, de otras motivaciones, de la dimensión trascendente, de la vida sobrenatural y del espíritu, que no suelen cotizar ni estar en alza en nuestra actual cultura y formas de vida”, señaló Mons. Sánchez.
Más adelante, el Prelado llamó a ser agradecidos porque con su vida, los consagrados “nos hablan de Dios, del espíritu, de otros valores, de otra meta de otro estilo de vida, nos interpelan, nos motivan y nos invitan a incorporar a nuestra vida algo de lo mucho bueno que ellos y ellas tienen y viven”.
Asimismo, destacó el Obispo, las personas consagradas “unen la contemplación al amor apostólico; no viven ensimismadas, despreocupadas del resto del mundo, sino que desde la contemplación del plan de salvación de Dios (...) se entregan con toda su persona y para siempre al servicio de los demás, ayudándoles a vivir con dignidad y según el plan de Dios que conduce a la bienaventuranza".