VATICANO,
Al medio día de este sábado, el Papa Benedicto XVI recibió en audiencia a los Religiosos, Religiosas, Miembros de Institutos Seculares y de Sociedades de Vida Apostólica que trabajan en la diócesis de Roma y los invitó a mantener una valiente fidelidad al propio carisma así como testimoniar que Dios es amado con todo el ser y antes que cualquier cosa.
Tras manifestar “una gran alegría” y saludar “con afecto” a todos los presentes, el Santo Padre recordó en modo particular a “cuantos viven en los monasterios de vida contemplativa y que están espiritualmente unidos a nosotros, participando también ellos activamente de la misión de la Iglesia”.
Seguidamente el Santo Padre hizo notar que “el complejo contexto social y cultural de nuestra ciudad” exige de parte de los religiosos “además de una constante atención a las problemáticas sociales, una valiente fidelidad al carisma que os contra distingue”.
“Desde los orígenes- continuó- la vida consagrada se ha caracterizado por su sed de Dios: quaerere Deum. Vuestro primer y supremo anhelo sea, por lo tanto, testimoniar que Dios es escuchado y amado con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, antes de cualquier persona y cosa”.
Asimismo exhortó a los presentes a “no tener miedo de presentaros, también visiblemente, como personas consagradas, y buscad en toda ocasión manifestar vuestra pertenencia a Cristo, el tesoro escondido por el cual habéis dejado todo”.
También invitó a “mantener la fidelidad a los compromisos asumidos. Tal fidelidad es posible cuando uno se mantiene firme en las pequeñas pero insustituibles fidelidades cotidianas: sobre todo fidelidad a la oración y a la escucha de la Palabra de Dios; fidelidad al servicio de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo, según el propio carisma; fidelidad a la enseñanza de la Iglesia; fidelidad a los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía, que nos sostienen en las situaciones difíciles de la vida”.