VATICANO,
Al recibir hoy a miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Papa Benedicto XVI señaló que para vencer las tentaciones recurrentes de conflicto entre diversas visiones culturales y religiosas se necesita no solo del progreso técnico sino el que permite a cada pueblo disfrutar y compartir los propios recursos espirituales y materiales.
Después de expresar su “sincero aprecio” por las iniciativas de la FAO en la lucha contra el hambre en el mundo, el Santo Padre destacó que este organismo "ha abierto nuevos horizontes a la cooperación, individuando en el ‘diálogo entre las culturas’ un medio capaz de favorecer mejores condiciones de desarrollo y de seguridad alimentaria”.
Al respecto, Benedicto XVI subrayó que “hoy hacen falta más que nunca instrumentos para vencer las tentaciones recurrentes de conflicto entre diversas visiones culturales, étnicas y religiosas”.
Para ello, dijo, se necesita, además de relaciones internacionales basadas “en el respeto de la persona y la fidelidad a los pactos”, “reconocer que el progreso técnico no es todo; el verdadero progreso permite a cada pueblo disfrutar de los propios recursos espirituales y materiales y ponerlos a disposición de los demás".
Ante un grupo de representantes de los estados miembros de la FAO que celebran su 33º Conferencia, el Santo Padre destacó el contraste entre los avances tecnológicos y científicos y el crecimiento continuo de la pobreza en el mundo, y confió en que la experiencia acumulada por este organismo internacional contribuya a poner a punto "una metodología adecuada para afrontar con éxito la lucha contra el hambre y la pobreza con el realismo concreto" que inspira sus intervenciones.
En su discurso, el Papa recordó “la importancia de ayudar a las comunidades indígenas, “que demasiado a menudo son objeto de apropiaciones indebidas con propósitos de obtener beneficios” y pidió no olvidar “que mientras algunas regiones están sometidas a medidas y controles internacionales, millones de personas están condenadas al hambre y en peligro de vida, en zonas donde están en curso conflictos sangrientos, olvidados por la opinión pública porque se les considera internos, étnicos o tribales".