VATICANO,
Terminada la Misa de beatificación de los tres Siervos de Dios, Charles de Foucauld, Maria Pia Mastena y Maria Crucificada Curcio, presidida por el Cardenal José Saraiva Martins esta mañana en la basílica de San Pedro, el Papa Benedicto XVI se hizo presente en el templo vaticano para venerar las reliquias de los nuevos beatos y exhortar a los fieles a seguir el ideal de la santidad.
Estos beatos fueron “tres personas que, en formas diversas, han consagrado la existencia a Cristo y reproponen a cada cristiano el ideal sublime de la santidad”, dijo el Santo Padre.
Sobre el Beato de Foucauld, el Papa resaltó la opción fundamental de quien “como sacerdote, puso la Eucaristía y el Evangelio como centro de su existencia, las mesas de la Palabra y del Pan, fuentes de la vida cristiana y de su misión”.
Seguidamente, el Pontífice destacó la actualidad del carisma de Maria Pia Mastena, quien “conquistada por el Rostro de Cristo, ha asimilado los dulces sentimientos de atención del Hijo de Dios hacia la humanidad desfigurada por el pecado”.
“Que esta nueva beata -continuó- obtenga para todos aquellos que la veneran con afecto y devoción el don de un constante anhelo de santidad”.
Al referirse a la Beata Maria Crucificada Curcio, el Papa destacó que puso en el centro de su vida “la presencia de Jesús misericordioso, encontrado y adorado en el Sacramento de la Eucaristía. Su existencia fue un continuo rezar también cuando servía a las personas, especialmente chicas pobres y necesitadas”.