ROMA,
La diócesis italiana de Livorno, en el norte del país, rindió recientemente un homenaje a una de las figuras más importantes de la historia de México, el prócer católico Agustín de Iturbide.
El evento, organizado por el Obispo de Livorno, Mons. Diego Coletti, recuerda el paso del prócer por la diócesis, donde vivió desterrado hasta que decidió retornar a su tierra natal, donde murió fusilado luego de ser vilmente acusado de “traidor” por la poderosa masonería local.
La celebración, realizada en el Santuario de Montenero –donde Iturbide acudiera tantas veces a orar durante su destierro– contó con la presencia del Cardenal Juan Sandoval Iñiguez, Arzobispo de Guadalajara (México), quien durante el acto de develación de una placa en memoria del héroe mexicano destacó su lealtad como católico y mexicano.
“Es bastante extraño que se haga memoria de Agustín de Iturbide fuera de México”, especialmente porque “en su patria se le tiene oficialmente olvidado y está ausente en nombres de calles, monumentos y plazas; cuando en los libros de historia se hace alguna escurridiza mención de él, es para denigrarlo”, destacó el Purpurado durante su intervención en el acto de homenaje.
“Agustín de Iturbide –explicó el Cardenal Sandoval– sigue siendo víctima de las ideologías en pugna y de los sistemas políticos derivantes”.
Luego de recordar que fue Iturbide quien consumó la independencia el 27 de septiembre de 1821, el Purpurado destacó cómo los liberales intransigentes lo declararon “traidor y fuera de la ley”; y así tras su retorno a México fue fusilado por un oficial de ínfimo rango.