MADRID,
Los descubrimientos logrados en Estados Unidos para extraer células embrionarias sin destruir a los embriones no despejarían las distintas objeciones éticas que plantea este campo, según afirma un artículo publicado por la Fundación García Morente en su sitio web analisisdigital.com.
Según el artículo, en todo el mundo se ha acogido con entusiasmo los resultados de dos investigaciones publicadas en la revista Nature. “En Estados Unidos, está en juego la posibilidad de que se destinen fondos federales a la investigación con células madre embrionarias, si se demuestra que estas técnicas, a diferencia de la clonación terapéutica ‘convencional’, no suponen el asesinato de embriones”.
“La primera de estas investigaciones, como avanzó este periódico hace unos días, consiste en introducir, en un óvulo, un núcleo con un gen modificado, de modo que la célula resultante, a diferencia de lo que ocurre en la clonación terapéutica, pierda la capacidad de multiplicarse y diferenciarse como un embrión normal”, afirma la publicación.
“El doctor Robert Lanza –prosigue– y un equipo de la compañía Advanced Cell Technology han presentado otra investigación que consiste en extraer una célula de las ocho primeras que se forman en el nuevo ser vivo e implantar las otras siete en el útero materno”.
Si bien en ambas investigaciones los experimentos se han realizado con ratones, “Lanza ha anunciado que ya han comenzado los estudios con seres humanos. Si funciona, dice, los niños que nazcan mediante estas técnicas podrán contar con un banco de células madre personalizado”. El científico afirma que “si desarrollan algún problema de salud, ya sea una enfermedad del corazón, diabetes o incluso si se quedan calvos y necesitan células de pelo, esas células estarán allí”.
Asimismo, una aplicación a futuro sería la posibilidad de “obtener esas células madre del cordón umbilical, una vez que ya ha nacido el niño. Pero Lanza proclama que ‘hay una tragedia humana allá afuera que continúa clamando por la salud y las vidas de millones, y mientras nosotros confiamos en aplicar nuestra investigación al ser humano, hay muchas personas que simplemente no tienen tiempo para esperar que consigamos que esto funcione’”, en referencia a los millones de embriones congelados que esperan en los bancos de los hospitales y que tienen un futuro incierto.