VATICANO,
Las intervenciones de los Padres Sinodales, durante las primeras Congregaciones generales del Sínodo sobre la Eucaristía, denotaron una preocupación por la banalización del Sacramento al interior de la comunidad eclesial.
Durante su intervención, el Cardenal Francis Arinze, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, abordó este martes el tema de recibir la Comunión en la boca o en la mano, recordando cómo la recepción de la Comunión en la mano se ha prestado a algunos graves abusos “que podrían ocurrir, y que ya han ocurrido, como el uso para ritos satánicos, las subastas por Internet y otros males”.
El Purpurado no propuso una respuesta al dilema, pero invitó a “una mayor atención de parte de los celebrantes para que se aseguren que sea consumida. Sobre alguna otra normativo dijo que le competía a las Conferencias Episcopales.
Mons. Peter Kang, de Cheju (Corea), advirtió por su parte que la participación de los niños en la Eucaristía disminuye drásticamente con el aumento de la edad. “Los niños que no vienen a Misa dicen que la Misa es demasiado aburrida y poco interesante. También los adultos lo afirman y como la encuentran aburrida, no se sienten motivados para participar”.
“Nuestra prioridad es la de justificar y hacer crecer en el corazón de los católicos el deseo y el anhelo de participar en la Eucaristía. A fin de transmitir al pueblo moderno el misterio eucarístico no es suficiente reforzar rigurosamente reglas y reglamentos de las celebraciones del sacramento. Por nuestra parte, como obispos debemos trabajar con más intensidad para buscar instrumentos que hagan llegar a los católicos de hoy la experiencia del valor auténtico de la Eucaristía, la plena participación en ella y la experiencia de la alegría que infunde”, dijo Mons. Kang.
El Cardenal chileno Jorge Medina Estévez, Prefecto Emérito de la Congregación que actualmente preside el Cardenal Arinze, advirtió por su parte sobre la tendencia a convertir determinadas celebraciones litúrgicas –como matrimonios o misas de difuntos– en eventos más “sociales” que propiamente litúrgicos.