VATICANO,
El Papa Benedicto XVI recibió en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a los Religiosos Paulinos y Colaboradores de esta familia espiritual, invitándolos a una firme adhesión personal al Señor Jesús.
Al iniciar su discurso el Santo Padre se refirió al apostolado de la familia paulina como un “apostolado de vanguardia en un campo amplio y complejo, que ofrece tantas oportunidades y trae consigo, al mismo tiempo, no pocos problemas; una actividad multíplice que exige preparación y competencias específicas con una constante puesta al día, si se quiere responder efectivamente a los desafíos del mundo actual, percibido cada vez más como “ciudad global””.
Recordando el rol fundamental en el mundo contemporáneo de los medios de comunicación para la evangelización hizo notar que “proclamar el Evangelio sirviéndose de los modernos medios de la comunicación exige sobre todo una firme adhesión personal al Divino Maestro”.
Asimismo Su Santidad recordó al beato Giacomo Alberione, fundador de la familia paulina, quien “enamorado de Dios, pedía a sus discípulos, sacerdotes y laicos, cultivar una robusta vida interior, rica de equilibrio y de discernimiento. A todos mostraba como modelo al apóstol Pablo, quien, en el areópago, guiado por el Espíritu Santo, supo adaptar su anuncio al contexto cultural en el que se encontraba, y al mismo tiempo, jamás dejó de presentar con valerosa fortaleza la novedad absoluta que es Cristo”.
Hacia el final de su discurso el Papa hizo notar que ya desde el Concilio Vaticano II iba creciendo la conciencia de la Iglesia sobre “el valor y el alto interés que revisten los instrumentos de la comunicación para la difusión del Evangelio y para la formación de las conciencias”.
“Os exhorto- continuo- a renovar el compromiso que os es propio, ser una presencia educativa al servicio de la comunidad cristiana, para que, en sus diversas articulaciones, esté en grado de desarrollar una capacidad comunicativa siempre mejor, a imagen del Señor Jesús, en quien la comunicación entre Dios y la humanidad ha alcanzado su perfección”.