COLONIA,
Ante unos 800 mil jóvenes de todo el mundo que se reunieron para la Vigilia final de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Colonia 2005, desarrollada en el Marienfeld (Campo de María), el Papa Benedicto XVI señaló que “sólo de los santos, sólo de Dios, proviene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo”.
El Papa Benedicto XVI pronunció su discurso alternando el alemán, inglés, francés, español e italiano. Cuando hizo referencia a la revolución de los santos, lo afirmó en perfecto español.
Luego de bendecir una gran campana en memoria del Papa Juan Pablo II, que será ubicada en una de las iglesias de Colonia, el Santo Padre inició su discurso y señaló que “en nuestra peregrinación con los misteriosos Magos de Oriente hemos llegado al momento que San Mateo describe así en su Evangelio: 'Entraron en la casa (sobre la que se había parado la estrella), vieron al niño con María, y cayendo de rodillas lo adoraron' (Mt 2,11). El camino exterior de aquellos hombres terminó. Llegaron a la meta. Pero en este punto comienza un nuevo camino para ellos, una peregrinación interior que cambia toda su vida”.
Seguidamente, el Papa precisó que estos reyes “se habían puesto en camino para encontrar a este Rey; en lo más hondo de su ser buscaban el derecho, la justicia que debía venir de Dios, y querían servir a ese Rey, postrarse a sus pies, y así servir también ellos a la renovación del mundo. Eran de esas personas que 'tienen hambre y sed de justicia' (Mt 5, 6). Un hambre y sed que les llevó a emprender el camino; se hicieron peregrinos para alcanzar la justicia que esperaban de Dios y para ponerse a su servicio”.
“El nuevo Rey era muy diferente de lo que se esperaban. Debían, pues, aprender que Dios es diverso de cómo acostumbramos a imaginarlo. Aquí comenzó su camino interior. Comenzó en el mismo momento en que se postraron ante este Niño y lo reconocieron como el Rey prometido. Pero debían aún interiorizar estos gozosos gestos”, explicó el Papa.
Al resaltar que el poder de Dios no es como los hombres entienden el poder, Benedicto XVI destacó que “cuando Jesús estaba en el Huerto de los olivos, Dios no le envía doce legiones de ángeles para ayudarlo (cf. Mt 26,53). Al poder estridente y pomposo de este mundo, Él contrapone el poder inerme del amor, que en la Cruz –y después siempre en la historia– sucumbe y, sin embargo, constituye la nueva realidad divina, que se opone a la injusticia e instaura el Reino de Dios. Dios es diverso; ahora se dan cuenta de ello. Y eso significa que ahora ellos mismos tienen que ser diferentes, han de aprender el estilo de Dios”.