COLONIA,
En un discurso pronunciado este viernes en la sinagoga de Colonia, el Papa Benedicto XVI confirmó su "intención de continuar el camino hacia una mejora de las relaciones y de la amistad con el pueblo hebreo", proyecto en el que Juan Pablo II desempeñó un rol de primer orden.
Después de ser recibido por el rabino jefe, Netanel Teitalbaum, en medio de calurosos aplausos, y tras haber rezado por las víctimas del holocausto judío, el Pontífice comenzó su discurso con el tradicional saludo hebreo 'Shalom alechem' y afirmó que tras su "elección como sucesor del apóstol Pedro" deseaba "ardientemente", con ocasión de su primera visita a Alemania, encontrarse "con la comunidad hebrea de Colonia y los representantes del judaísmo alemán".
Al inicio de su intervención, el Papa expresó su "deseo de confirmar la intención de continuar el camino hacia una mejora de las relaciones y de la amistad con el pueblo hebreo, en el que el Papa Juan Pablo II ha dado pasos decisivos".
Seguidamente, Benedicto XVI trajo a colación el 40º aniversario de la declaración Nostra Aetate, del Concilio Vaticano II, “que ha abierto nuevas perspectivas en las relaciones judeocristianas en un clima de diálogo y solidaridad". Esta Declaración, dijo el Papa, "recuerda nuestras raíces comunes y el rico patrimonio espiritual que comparten judíos y cristianos” porque ambos “reconocen en Abraham a su padre común en la fe”, y se refieren a las “enseñanzas de Moisés y los profetas”. “La espiritualidad de los judíos, al igual que los cristianos, se alimenta de los Salmos. Con el apóstol Pablo, los cristianos están convencidos que ´los dones y la vocación de Dios son irrevocables´”, agregó el Santo Padre.
“Teniendo en cuenta la raíz judía del cristianismo –prosiguió Benedicto XVI– mi venerado Predecesor, confirmando un juicio de los Obispos alemanes, dijo ´Quien encuentra a Jesucristo encuentra al hebraísmo´”.
“Ante Dios, todos los hombres tienen la misma dignidad, a cualquier pueblo, cultura o religión que pertenezcan. Por esta razón la Declaración Nostra Aetate también habla con gran consideración de los musulmanes, y de los pertenecientes a otras religiones. Fundándose en la dignidad humana común a todos, la Iglesia católica ´reprueba, como ajena al espíritu de Cristo, cualquier discriminación o vejación por motivos de raza o color, de condición o religión´”, continuó el Papa.