COLONIA,
Luego de rezar ante el altar mayor de la Catedral de Colonia, detrás del cual se encuentran las reliquias de los Reyes Magos, el Santo Padre dijo que “hoy corresponde a vosotros la tarea de vivir el aliento universal de la Iglesia. Dejaos inflamar por el fuego del Espíritu, para que un nuevo Pentecostés renueve vuestros corazones”.
El Santo Padre agradeció a los responsables de la buena marcha de la JMJ Colonia 2005 y resaltó que “la ciudad de Colonia no sería lo que es sin los Reyes Magos, que tanto han influido en su historia, su cultura y su fe. En cierto sentido, la Iglesia celebra aquí todo el año la fiesta de la Epifanía. Por eso, antes de dirigirme a vosotros delante de esta magnífica catedral, he querido recogerme unos instantes en oración ante el relicario de los tres Reyes Magos, dando gracias a Dios por su testimonio de fe, de esperanza y de amor”.
“En su peregrinación por Europa –continuó el Papa– las reliquias de los Magos han dejado huellas evidentes, que aún hoy permanecen en los nombres de lugares y en la devoción popular. Los habitantes de Colonia han hecho fabricar para las reliquias de los Rey Magos el relicario más precioso de todo el mundo cristiano y, como si no bastara, han levantado sobre él un relicario más grande todavía, como es esta estupenda catedral gótica que, después de los desperfectos de la guerra, ha vuelto a presentarse a los ojos de los visitantes en todo el esplendor de su belleza”. “Junto con Jerusalén la «Ciudad Santa», con Roma la «Ciudad Eterna», con Santiago de Compostela en España, gracias a los Magos, Colonia se ha ido convirtiendo a lo largo de los siglos en uno de los lugares de peregrinación más importantes del occidente cristiano”, añadió.
El Pontífice recordó a algunos de los santos alemanes que han marcado a Colonia como Santa Ursula, San Bonifacio, San Alberto Magno y más recientemente Edith Stein. “Con éstos y con todos los demás santos, conocidos o desconocidos, descubrimos el rostro más íntimo y más verdadero de esta ciudad y tomamos conciencia del patrimonio de valores que las generaciones cristianas que nos han precedido nos han confiado. Es un patrimonio muy rico. Hemos de estar a su altura. Es una responsabilidad que nos recuerdan hasta las piedras de los antiguos edificios de la ciudad”.
Benedicto XVI también saludó a los representantes de las diversas confesiones cristianas y de las otras religiones. “Doy gracias a todos por su presencia en Colonia con ocasión de este gran encuentro, esperando que ello haga progresar en el camino de la reconciliación y la unidad entre los hombres. En efecto, Colonia no sólo nos habla de Europa, sino que nos abre a la universalidad de la Iglesia y del mundo. Aquí está uno de los tres Magos que ha sido representado como un rey negro y, por lo tanto, como el representante del continente africano”.
El Pontífice destacó la apertura universalista de Colonia al mundo e indicó que “esta apertura se ha confirmado en tiempos recientes por grandes iniciativas caritativas, como Misereor, Adveniat, Missio y Renovabis. Estas obras, surgidas también en Colonia, hacen presente la caridad de Cristo en todos los continentes”.