VATICANO,
Al reflexionar en torno al Salmo 125 durante su habitual catequesis de los miércoles, el Papa Benedicto XVI destacó que la fidelidad del cristiano se muestra en medio de las pruebas.
El Pontífice recordó que este salmo, que la Iglesia reza en las Vísperas del miércoles de la 3era semana de la Liturgia de la Horas, “era cantado en los días en los cuales Israel se sentía amenazado y atemorizado, porque estaba sometido de nuevo a la prueba”.
“El Salmo –explicó el Papa- introduce a una atmósfera de exultación: se sonría, se celebra por la libertad obtenida, aflora en los labios cánticos de gozo”.
Luego al comentar la imagen del salmista: “quien siembra con lágrimas cosechará con júbilo”, el Sumo Pontífice explicó que “bajo el peso del trabajo, a veces el rostro se llena de lágrimas: se stá realizando una siembra cansadora, quizá destinada a la inutilidad y el fracaso. Pero cuando llega la cosecha abundante y gozosa, se descubre que aquel dolor ha sido fecundo”.
El Papa Benedicto señaló luego que el salmo condensa “la gran lección sobre el misterio de fecundidad y de vida que puede contener el sufrimiento. Precisamente como había dicho Jesús en el umbral de su Pasión y muerte: ‘si el grano de trigo caído en tierra no muere, permanece solo; pero si muere, da mucho fruto’”.
“El horizonte del Salmo –prosiguió- se abre así a la festiva cosecha, símbolo de la alegría generada por la libertad, la paz y la prosperidad, que son frutos de la bendición divina”. El Santo Padre explicó luego que esta oración es “un canto de esperanza, al que se recurre cuando se está inmerso en tiempo de prueba, de temor, de amenaza externa y de opresión interior”.