VATICANO,
El Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio Rouco, aseguró ante el Papa Benedicto XVI que con la reciente legislación sobre matrimonio y familia aprobada en España “no sólo se niega la fe sino también la misma razón humana”.
Durante la audiencia que el Pontífice concedió a unos dos mil madrileños que llegaron a la Santa Sede para cerrar el 3º Sínodo Diocesano, el Purpurado denunció que la sociedad española está “fuertemente tentada por una cultura relativista y unas propuestas de vida radicalmente secularistas, planteadas como ‘si Dios no existiese’ y a espaldas de la historia interior”.
La semana pasada, el Congreso de los Diputados aprobó finalmente la equiparación legal de las uniones homosexuales con el matrimonio, concediendo a estas parejas la posibilidad de adoptar niños. Además, aprobó el llamado “divorcio express”, permitiendo la destrucción del vínculo civil en tres meses y sin consentimiento de la otra parte.
“Precisamente, por ello (la sociedad española) se siente llamada con una vocación evangelizadora, cuya realización no admite demoras, a sembrar el Evangelio de Jesucristo, el Salvador del hombre”, indicó el Arzobispo y recordó que tanto la sociedad nacional como la madrileña están “profundamente transidas y marcadas ininterrumpidamente desde sus inicios por el ‘sí’ a Cristo profesado por incontables generaciones de sus hijos e hijas, ¡de sus familias!, en el seno de la Iglesia Católica, con unos rasgos marianos extraordinariamente entrañables”.
El Purpurado agradeció al Papa por haberles concedido esta audiencia con prontitud y lo saludó “con todo el afecto filial que los hijos de la Iglesia en Madrid y en España han guardado siempre para el Papa, y mucho más ahora en estos momentos tan difíciles y a la vez tan esperanzadores de nuestra historia”.
Asimismo, señaló que “el 3º Sínodo de la Arquidiócesis de Madrid ha tenido como objetivo e hilo conductor la urgencia de transmitir la fe recibida, a nuestros conciudadanos y, singularmente, a las jóvenes generaciones de los madrileños. En Madrid la Iglesia vive y está joven en el mejor sentido de la expresión tal y como Vuestra Santidad lo constataba para la Iglesia Universal al inicio de vuestro ministerio petrino”.