VATICANO,
Al recibir a unos dos mil peregrinos madrileños que llegaron al Vaticano para cerrar su tercer Sínodo Diocesano, el Papa Benedicto XVI recordó a los creyentes que “la caridad es ante todo la comunicación de la verdad” y la Iglesia en Madrid tiene el deber de difundir la verdad de Cristo sobre la familia”.
Según el Papa, "en una sociedad sedienta de auténticos valores humanos y que sufre tantas divisiones y fracturas la comunidad de los creyentes ha de ser portadora de la luz del Evangelio, con la certeza de que la caridad es ante todo comunicación de la verdad".
“Hay que ir hasta los confines de la sociedad para llevar a todos la luz del mensaje de Cristo sobre el sentido de la vida, de la familia y de la sociedad, llegando a las personas que viven en el desierto del abandono y de la pobreza, y amándoles con el Amor de Cristo Resucitado", señaló el Pontífice ante la delegación presidida por el Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela y sus obispos auxiliares.
Refiriéndose a la asamblea sinodal que se celebró sobre el tema "La transmisión de la fe, vivida y realizada en comunión con la Iglesia", el Papa dijo que "la comunidad eclesial ha tomado conciencia de ser 'familia en la fe', y 'signo de unidad' para toda la sociedad. Es una comunidad católica, y católica quiere decir precisamente una asamblea abierta, depositaria de un mensaje con vocación universal, destinado a todo ser humano" que "peregrina hoy a Roma como signo de comunión con el sucesor de Pedro y, por tanto, con la Iglesia universal".
Asimismo, destacó que “la Iglesia en Madrid quiere estar presente en todos los campos de la vida cotidiana, porque el Espíritu nos impulsa a hacer llegar a cada hombre y cada mujer el Amor que Dios Padre mostró en Jesucristo”.
“Este amor es solícito, generoso, incondicional, y se ofrece no sólo a los que escuchan al mensajero, sino también a los que lo ignoran o rechazan. Cada uno de los fieles tiene que sentirse llamado para ir, como enviado de Cristo, en busca de quienes se han alejado de la comunidad, como aquellos discípulos de Emaús que habían cedido al desencanto”, indicó.