BUENOS AIRES,
El Arzobispo de Mendoza, Mons. José María Arancibia, hizo públicas unas “orientaciones pastorales” en las que aclara a la feligresía que las supuestas apariciones marianas bajo la advocación de “Rosa Mística” no son auténticas.
En el texto, el Arzobispo se refiere al caso de Manuel Yanzón, un padre de familia de 56 años de edad, que desde el año 2000 afirma recibir en su hogar de Mendoza, mensajes de la Virgen María y habla de milagros atribuidos a una imagen de la Rosa Mística. El hecho, divulgado ampliamente en la región, atrae todos los días 27 de cada mes a multitudes calculadas en miles de personas.
En el documento titulado “Orientaciones pastorales del Arzobispo de Mendoza para el acompañamiento de los fieles devotos de María Rosa Mística”, Mons. Arancibia precisa que “un examen atento del contenido de los mensajes me permite afirmar que éstos no pueden ser considerados como una auténtica revelación privada, fruto de una intervención especial de Dios”.
“Además de notables ambigüedades, contienen serios errores acerca de la vida cristiana y afirmaciones contrarias a la fe católica. Su difusión pone en serio riesgo la salud espiritual de los fieles. Mantengo por tanto el pedido explícito de no difundirlos ni en parte ni en su totalidad, y de no usarlos para la oración o la enseñanza”, indicó.
Asimismo, sostiene que reiterado este pedido a Yanzón y afirma “que no existen razones suficientes para reconocer como auténticas las presuntas manifestaciones sobrenaturales (visiones o audiciones de la Santísima Virgen o de Nuestro Señor Jesucristo) vinculadas a María 'Rosa mística' en El Algarrobal”.
“Respecto a los fenómenos extraordinarios de carácter sensorial percibidos por algunos fieles (perfumes, escarchillas, brillos en las manos, etc.), les advierto que la Iglesia no suele considerar esta clase de fenómenos como garantía de un hecho sobrenatural. No tienen necesariamente un origen divino. En todo caso, los frutos que permiten discernir la autenticidad cristiana de presuntos hechos sobrenaturales, son de otra naturaleza, y tienen que ver más bien con una vida más intensa de fe, esperanza y caridad”, indicó.