VATICANO,
La audiencia general de esta mañana estuvo marcada por anécdotas que quedarán en la memoria de los peregrinos que acompañaron al Papa Benedicto XVI. El Santo Padre se puso un casco de bombero y aceptó hablar por el teléfono celular de un peregrino.
Al final de la audiencia, el Papa saludó a un grupo de bomberos de Roma. Le mostraron uno de sus nuevos cascos y no dudó en ponérselo ante el aplauso de los peregrinos.
Luego saludó a un grupo de enfermos. Uno de los pacientes, en silla de ruedas, conversó con él –no se pudo escuchar la conversación– y le acercó su teléfono celular. Benedicto XVI lo tomó y aparentemente habló con alguien al otro lado de la línea o grabó un recuerdo para el enfermo.
En otro momento de su jornada, Benedicto XVI recibió a un obispo africano que le colocó un gran collar dorado típico de ese continente. Benedicto XVI lo portó con cariño durante todo el tiempo que habló con el prelado. También acogió a unos 500 trabajadores ferroviarios italianos que le entregaron una antigua linterna.
Después, durante los tradicionales saludos en varios idiomas, el Papa recordó a los peregrinos de España y América Latina, "especialmente a los sacerdotes de Guadalajara; a los de las parroquias de la Candelaria, Martínez; la Asunción, Tlapacoyan; la Piedad, México; la Asunción de Cárcer y Cantalejo; también a los de Argentina, los de la Asociación 'Dulce Mar' de Madrid y el Liceo de Ourense".
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