TOLEDO,
El Arzobispo de Toledo y Primado de España, Mons. Antonio Cañizares Llovera señaló que “es un estereotipo que muchos no admitan a Benedicto XVI” como tampoco “admitieron a Juan Pablo II”.
En una entrevista concedida a la revista Época, Mons. Cañizares afirmó que “es un estereotipo de muchos que no admitan a Benedicto XVI, tampoco admitieron a Juan Pablo II. Son personas que no admiten la verdad. Y ahí está el fundamento, Jesucristo es la verdad y la Iglesia obra por ello” y agregó que “el nuevo Papa va a traer mucha esperanza y mucha libertad a la Iglesia”.
Con relación a la tarea de la Iglesia en el mundo contemporáneo, el Arzobispo de Toledo indicó que “la Iglesia no tiene que mirar lo que hace el mundo, sino que debe mirar lo que Dios quiere de ella. Es lo que ha sido el pontificado de Juan Pablo II. No ha sido una originalidad de un hombre venido de lejos, de Polonia. Ha sido, sencillamente, un hombre que ha estado muy pendiente de la Iglesia. Ha seguido el Concilio Vaticano II, en su recorrido por todas las partes del mundo” y añadió, refiriéndose al nuevo Pontífice, que “Benedicto XVI seguirá eso mismo. No se va a plantear: ‘A ver, qué es lo que quiero hacer yo con esta Iglesia’, como en un laboratorio”.
Mons. Cañizares recordó con cariño algunos momentos compartidos con el Santo Padre. “Recuerdo que antes de que me nombraran Obispo de Ávila, tenía entrevista concertada con él. Esto iba a ser un viernes y el nombramiento tuvo lugar el martes anterior. Al enterarse, comunicó a su secretario que me llamara para adelantar la entrevista y así poder pasar más tiempo conmigo”. “En 10 minutos solucionamos el tema que yo llevaba desde España y después... Estuve hora y media hablando con él. Como amigo, como hermano, como padre”, añadió.
En la Congregación para la Doctrina de la Fe, Mons. Cañizares también pudo trabajar con el nuevo Papa “más en unión. La verdad es que ha sido un gran regalo conocerlo, el estar con él. Para mí, este nombramiento es un regalo de Dios”.
libertad a nuestra sociedad y a la grandeza del hombre