VATICANO,
La Sala de Prensa de la Santa Sede dio a conocer el día de hoy el mensaje del difunto Pontífice Juan Pablo II para la próxima Jornada Misionera Mundial del 2005. Se anunció que el mensaje fue firmado por el Santo Padre el día 22 de febrero del 2005, fiesta de la Cátedra de San Pedro.
En el mensaje para la JMM, cuyo tema es "Misión: Pan partido para el mundo", el Santo Padre expresa el vínculo entre ésta y la eucaristía en el año dedicado a este sacramento, pues la Jornada “nos ayuda a comprender mejor el sentido ‘eucarístico’ de nuestra existencia, reviviendo el clima del Cenáculo, cuando Jesús, en la víspera de su pasión, se ofreció a sí mismo al mundo”.
Para este evento, que según la Santa Sede se celebrará el domingo 23 de octubre, Juan Pablo II invita “a contemplar a Jesús ‘pan partido’ para toda la humanidad. Siguiendo su ejemplo, también nosotros debemos dar la vida por los hermanos, especialmente los más necesitados. De tal manera la Eucaristía, mientras hace comprender plenamente el sentido de la misión, anima a cada creyente, y especialmente a los misioneros, a ser ‘pan partido para la vida del mundo’”.
En el mensaje publicado en inglés, francés, italiano, español, portugués y chino, el difunto Pontífice afirma que “la Eucaristía no sólo es expresión de comunión en la vida de la Iglesia; es también proyecto de solidaridad para toda la humanidad” y “es ‘pan del cielo’ que, dando la vida eterna, abre el corazón de los hombres a una gran esperanza”.
Juan Pablo II afirma en el texto que los misioneros son animados por la conciencia de que unidos a Cristo “es posible satisfacer los anhelos más íntimos del corazón humano. Jesús solo puede apagar el hambre de amor y la sed de justicia de los hombres; sólo Él hace posible a cada persona la participación en la vida eterna”.
“El amor apasionado por Cristo conduce al anuncio valiente de Cristo; anuncio que, con el martirio, se convierte en ofrenda suprema de amor a Dios y a los hermanos. La Eucaristía apremia a una generosa acción evangelizadora y a un compromiso activo en la edificación de una sociedad más equitativa y fraterna”, recuerda Juan Pablo II.