Terri Schiavo, la mujer que se ha convertido en el símbolo de una de las batallas pro-vida más intensas de la historia reciente, murió en la mañana del jueves, 13 días después que una corte decidiera que el tubo que la nutría e hidrataba fuera removido.
Terri murió horas después que la Corte Suprema de los Estados Unidos impusiera a sus padres, Bob y Mary Schindler, su última derrota judicial.
Pocos minutos antes que Terri fuera declarada legalmente muerta, su hermano, Bobby Schindler, la describió diciendo que “no es nada agradable verla, les puedo decir eso”.
El Padre Frank Pavone, Director nacional de la Asociación “Priests for Life” (Sacerdotes por la Vida), que estuvo con Bobby hasta unos 10 minutos antes que Terri falleciera, señaló que el rostro de la mujer de 41 años estaba profundamente demacrado y sus ojos oscilaban en sus órbitas de lado a lado.
Michael Schiavo, guardián legal y esposo de Terri, que solicitó la muerte de su esposa, ordenó que tanto el P. Pavone como Bobby abandonaran el cuarto antes que falleciera.
Apenas se anunció la muerte, el P. Pavone señaló respecto de la familia de Terri que “su fe en Dios permanece consistente y firme, ellos están absolutamente convencidos de que Dios ama a Terri más de lo que ellos la aman.”