La Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), a través de la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar, emitió un mensaje por el Día de la Vida señalando que “la donación de órganos es un modo de ayudar a nuestra vocación al amor”, siendo solidarios con el hermano que sufre.
El texto titulado “Amar a nuestro prójimo hasta el fin”, está firmado por el Obispo de Matehuala y Presidente de la Comisión de Pastoral Familiar, Mons. Rodrigo Aguilar Martínez; y el Obispo de Toluca y Encargado del Departamento de Vida, Mons. Francisco Javier Chavolla Ramos.
El mensaje recuerda las palabras del Papa Juan Pablo II, quien afirmó que “la donación de órganos realizada de una manera éticamente aceptable” es una forma de nutrir una genuina cultura de la vida. Además, añade, “los trasplantes son legítimos, moralmente, por el principio de solidaridad y caridad que despliega entre los seres humanos”.
Sin embargo, el texto advierte que en respeto a la dignidad de toda persona, la donación de órganos no debe causar “una grave e irreparable disminución al donador”, que ponga en peligro “la propia vida o la identidad personal”. Por ello, tanto el encéfalo como las gónadas no son éticamente donables, porque “dan la respectiva identidad personal y procreativa de la persona”.
La Comisión de Pastoral Familiar aclara que los “órganos vitales únicos”, sólo pueden ser removidos cuando “conste con certeza que el individuo ha muerto”. Recuerda que el Papa ha advertido que “actuar de otra manera representaría causar la muerte del donador intencionalmente para disponer de sus órganos”.
Por otro lado, el texto señala que en reconocimiento de la dignidad humana, la extracción de un órgano debe ser con el consentimiento del donante o de “alguno que legítimamente lo representa”. Añade que es ilícito “coaccionar o presionar a una persona” para obtener su aprobación, o “presuponer un consentimiento tácito”.