LISBOA,
El sacerdote franciscano Nuno Serras Pereira aclaró las reacciones suscitadas en medios seculares y eclesiales por su decisión de negar la comunión a aquellos personajes públicos que pese a confesarse católicos apoyan los ataques contra la vida.
En la primera carta publicada en un diario de Lisboa, el sacerdote recordó y fundamentó, amparado en el Magisterio de la Iglesia y en el Derecho Canónico, que todo sacerdote católico, siguiendo con fidelidad las normas de la Iglesia, está impedido de dar la Sagrada Comunión Eucarística “a todos aquellos católicos que manifiestamente hayan obstinadamente perseverado en defender, contribuir o promover la muerte de seres humanos inocentes”.
Esta afirmación levantó “indignadas” protestas en varios medios seculares, que tildaron al sacerdote franciscano de “exagerado, oscuro y oportunista” por sus declaraciones, “demasiado duras de oír”.
Estos medios pidieron la opinión del sacerdote Anselmo Borges, conocido por sus posiciones críticas y liberales, quien relativizó con ligereza las aclaraciones del Padre Serras Pereira, anotando que “no es la misma cosa tomar la píldora para una maternidad consciente y la eutanasia”, y consideró que “si la contracepción es un pecado grave, entonces a estas alturas el 80 por ciento de las mujeres, están en pecado grave. ¡De aquí a poco todo va a ser prohibido!” se quejó.
Borges incluso opinó que no interesa que las afirmaciones del Padre Serras Pereira coincidan con las del Papa Juan Pablo II, pues “el Papa critica, pero el Papa no lo decide todo –tiene el derecho y el deber de dar orientaciones, pero la Iglesia Católica tiene que aprender que hay otra realidad llamada autonomía moral”.
Los obispos portugueses no se han manifestado abiertamente sobre el asunto, salvo por algunas declaraciones del Cardenal-Patriarca de Lisboa, José Policarpo, quien lamentó la forma poco prudente en que el sacerdote franciscano planteó el asunto, pues considera que recurrir a la prensa no es la vía más adecuada en términos pastorales.