VATICANO,
El Presidente del Pontificio Consejo "Cor Unum", Mons. Paul Josef Cordes, y el experto belga en eutanasia, Mons. André-Mutien Léonard, Obispo de Namur, reiteraron la opción de la Iglesia por los cuidados paliativos y su negativa a la eutanasia, al presentar el mensaje de Juan Pablo II para la Cuaresma 2005, dedicado a la ancianidad.
Según Mons. Cordes como el número de personas mayores, "se ha multiplicado rápidamente, mientras la población joven ha disminuido", un pequeño porcentaje de población joven "tendrá que soportar el peso de un vasto número de personas ancianas" lo que podría “generar tensiones entre los dos grupos o una 'guerra entre generaciones'”.
El Presidente de "Cor Unum" señaló que "los jóvenes piensan cada vez más que los ancianos son un peso: cuestan demasiado, ocupan espacio vital, limitan el tiempo libre, recuerdan el propio futuro, nos duele verlos sufrir y que nos indiquen así nuestro sufrimiento futuro. Entonces, ¿por qué no eliminarlos de nuestra vista, o exiliarlos detrás de los muros? ¿O por qué no ofrecerles una muerte dulce, para librarnos de ellos definitivamente?".
Sobre la eutanasia
Asimismo, recordó que "existen asociaciones para promover el 'derecho' -como dicen- a 'morir dignamente'. En el mundo de la ciencia se ofrecen métodos concretos para este fin. El cine trata de provocar emotivamente agresiones contra la legislación vigente. Y los políticos apuestan por una nueva cultura, la cultura de la muerte".
En este sentido, advirtió que "no se debe permitir a los políticos que sacrifiquen la dignidad del ser humano por intereses populistas o económicos. La dignidad del ser humano es intocable, porque es un don de Dios. No se trata únicamente de ejercer nuestra influencia sobre el estado o la sociedad. También en nuestra vida privada -en la familia y entre nuestros iguales- nos debe guiar esta palabra del Papa. Cuidar de los enfermos es un deber".