CARACAS,
Durante la Misa por la fiesta de San Sebastián, Patrono de San Cristóbal, el Obispo local, Mons. Mario Moronta, hizo un llamado a ser verdaderos “profetas y mártires” del Evangelio y explicó que esto requiere que el cristiano sea un “punto de referencia” para la sociedad, por “lo que predica y vive”.
El Prelado explicó que “dentro de la vida de la Iglesia, en cada una de sus comunidades, todos los creyentes estamos llamados a dar testimonio de nuestra fe, en esperanza y con amor. Quien es miembro de la Iglesia, está llamado a optar por Cristo, de manera clara y radical y con la conciencia de ser testigo”.
“El Espíritu de Jesús, protagonista de la misión y defensor de la Iglesia, entonces suscita, a lo largo de la historia de la misma Iglesia, dos tipos de personas que ayudan a animar a los creyentes en el cumplimiento cabal de su misión: son los profetas y los mártires”, afirmó el Obispo.
“Profeta no es el que adivina el futuro. Profeta es aquel que, desde dentro de la comunidad, sin dejar de pertenecer a ella y sin búsqueda de privilegios o falsos protagonismos, proclama a tiempo y destiempo la Palabra de Dios con todas sus implicaciones”, expresó el Prelado y agregó que “lo que más molesta del Profeta es su coherencia de vida, y el estar enraizado en Dios, muy unido a su pueblo”.
Asimismo, el Obispo resaltó que “sólo puede ser Profeta quien tenga conciencia de que también ha de ser mártir. Mártir significa testigo, y de manera radical. Es decir, aquel que da testimonio de vida sin temor a dar la propia vida por Dios y por los suyos. En el fondo, todo testigo está llamado a arriesgarse y, por tanto, a dar su vida como garantía de lo que cree. Pero no se trata de dar la vida por una teoría, sino por una Persona, la de Cristo”.
Por otro lado, el Prelado resaltó que “no es fácil ser profeta ni testigo en un mundo que es dominado por intereses particulares y mezquinos, donde la opresión hace de las suyas, la injusticia campea como si fuera su propia casa y el menosprecio de los demás es lo más común. No es fácil ser profeta ni testigo en un mundo donde se han puesto entre paréntesis los valores del reino de Dios”.