VATICANO,
El Papa Juan Pablo II presidió esta mañana en la basílica vaticana el funeral por el Cardenal Jan Pieter Schotte, fallecido el lunes pasado a los 76 años. En su homilía, el destacó que el difunto Purpurado "fue un hombre de paz” que hizo de este valor “uno de los puntos centrales de su largo e intenso servicio a la Iglesia universal, y en particular, a la Santa Sede”.
Según el Santo Padre, el Cardenal Schotte “estaba tan convencido de que el cristiano debe dar testimonio de la paz, que eligió como lema episcopal 'Parare viam Domino pacis'. En el lema hay una referencia a San Juan Bautista, patrono de la Congregación del Corazón Inmaculado de María, a la que pertenecía".
También recordó que el Cardenal Schotte "quiso añadir una mención explícita a la paz, poniéndola junto al nombre del Señor -'Parare viam Domino pacis'-, como para subrayar que la verdadera paz sólo se alcanza si se acoge a Cristo y su Evangelio".
El Purpurado belga, continuó, "puso a disposición de la Curia Romana sus múltiples dotes de inteligencia, humanidad y espiritualidad, trabajando con generosidad e incansablemente durante más de treinta años".
En este sentido, recordó el trabajo realizado primero en la secretaría de Estado, después en la Pontificia Comisión 'Iustitia et Pax', y al final como secretario general del Sínodo de los Obispos. "Tampoco puedo olvidar -añadió- su labor como presidente de la Oficina Central para Asuntos Laborales. Incansable artífice de comunión, colaboró activamente en la solicitud pastoral universal del Sucesor de Pedro".
El Papa concluyó recordando al cardenal como "testigo del amor que procede de Dios y que constituye el fundamento de la unidad de la Iglesia. Nos consuela la esperanza de que ahora esté contemplando cara a cara al 'Señor de la paz', que tanto amó y sirvió con generosidad durante su vida".