VATICANO,
Antes de iniciar el Angelus , el Papa Juan Pablo II bendijo desde la ventana de la residencia pontificia que asoma sobre la Plaza San Pedro las numerosas imágenes del Niño Jesús de los pesebres provenientes de colegios, parroquias y familias romanas.
Durante el Angelus, el Pontífice pidió la intercesión de la Virgen María para que siga vivo el deseo de cada uno de los hombres de encontrarse con Cristo.
Refiriéndose a la tradición del pesebre, el Santo Padre dijo que “estos constituyen una familiar y expresiva representación de la Navidad. Es un elemento de nuestra cultura y del arte, pero sobre todo un signo de fe en Dios, que ha venido a Belén para habitar entre nosotros”.
“San José y la Virgen –agregó-, silenciosos testigos de un sublime misterio, nos invitan a velar y rezar para acoger al divino Salvador, el cual viene a traer al mundo el gozo de la Navidad”.
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