VATICANO,
Al comentar el Salmo 61 durante la audiencia general de este miércoles, el Papa Juan Pablo II afirmó que si fuésemos conscientes de nuestras limitaciones no fundamentaríamos nuestra vida en falsos valores “frágiles e inconsistentes” sino en el Señor.
“Si fuésemos conscientes de nuestra caducidad y del límite propio de las criaturas, no elegiríamos el camino de la confianza en los ídolos, ni fundamentaríamos nuestra vida en pseudo-valores frágiles e inconsistentes. Nos orientaríamos más bien hacia la confianza verdadera, que tiene su centro en el Señor, fuente de eternidad y de paz", señaló el Santo Padre.
El Papa explicó que en el salmo referido "se contraponen dos tipos de confianza. Son dos decisiones fundamentales, una buena y otra perversa, que comportan dos conductas morales diferentes. Sobre todo está la confianza en Dios: 'En Dios está mi salvación y gloria, mi roca fuerte; en Dios está mi refugio'".
También existe, continuó, "otro tipo de confianza, de carácter idólatra sobre la que el salmista fija su atención crítica con insistencia. Es una confianza que hace buscar la seguridad y la estabilidad en la violencia, el robo y la riqueza".
Juan Pablo II se refirió a la violencia, "a la que desgraciadamente sigue recurriendo la humanidad también en nuestros días sangrientos. Acompañan a este ídolo el inmenso cortejo de guerras, opresiones, prevaricaciones, torturas y asesinatos atroces, perpetrados sin ningún tipo de remordimiento".
"El segundo dios falso es el robo, que se expresa en la extorsión, la injusticia social, la usura, la corrupción política y económica. Demasiada gente cultiva la 'ilusión' de satisfacer de este modo la propia codicia. Finalmente, la riqueza es el tercer ídolo al que 'se apega el corazón' del ser humano con la esperanza engañosa de poderse salvar de la muerte y asegurarse un primado de prestigio y de poder", indicó el Pontífice.