BUENOS AIRES,
El Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, Mons. José María Arancedo, pidió que “la renovación espiritual que nos propone el Adviento no quede sólo en la intimidad de un ejercicio personal, sino que exprese su madurez en la vida de la Iglesia”.
Para el Prelado, el Adviento debe estar acompañado de un profundo deseo de conversión personal, y un decidido compromiso eclesial al servicio de los hermanos, especialmente de los más pobres.
“Tomar conciencia de esta dimensión eclesial de nuestra vocación cristiana es el mejor prólogo para iniciar correctamente el camino del Adviento”, indicó.
Sin embargo, aclaró que “esta invitación no se refiere a gestos exteriores, sino a un cambio interior que prepare nuestro corazón para celebrar el nacimiento de Jesús”. El Arzobispo señaló que la oración y las obras de penitencia y caridad son muy importantes para lograr este fin.
Asimismo, Mons. Arancedo subrayó que la vida de oración necesariamente lleva a considerar las obras de caridad como un llamado apremiante de la fe. “No podríamos llamar seriamente a Dios Padre, si no nos sintiéramos responsablemente unidos a nuestros hermanos”, anotó.
El Arzobispo de Santa Fe instó a los creyentes a enseñar a rezar, porque es “el mayor acto de caridad, ya que en ella le damos a nuestro hermano la llave hacia ese camino luminoso y liberador de la Verdad”.