MADRID,
Al comenzar el Año Eucarístico 2004-2005 convocado por el Papa Juan Pablo II, el Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, afirmó que este tiempo constituye una maravillosa oportunidad para glorificar a Jesucristo, manifestar la fe en su presencia real en la Eucaristía y renovarse en la vivencia del misterio eucarístico.
Al referirse al Año de la Eucaristía convocado por el Papa Juan Pablo II, el Cardenal señaló que puede "ser para toda la Iglesia una maravillosa oportunidad de glorificar a Jesucristo", “una magnífica ocasión de manifestar su fe en la presencia real de Jesucristo en la Santa Eucaristía; de renovarse toda ella en la vivencia plena y fiel del Misterio de ese Santísimo Sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo... sin el cual es imposible asumir los nuevos compromisos con la evangelización que tanto nos urge".
En su Carta Pastoral, el presidente de la Conferencia Episcopal Española recordó que Cristo mismo actúa en medio de los sacramentos por el Espíritu Santo. Por ello insistió en la necesidad de que éstos deben celebrarse "con el máximo esmero y poniendo las condiciones apropiadas".
Sin embargo, acentuó que "de una manera verdaderamente única" Jesucristo "está presente en la Eucaristía". Una presencia "real" y "sustancial", ya que "por ella ciertamente se hace presente Jesucristo, Dios y hombre, entero e íntegro en las especies eucarísticas".
El Cardenal insistió en su misiva en la necesidad de una "digna y participativa celebración Eucarística", promoviendo otras formas de oración comunitaria, la adoración al Santísimo o la celebración de la Liturgia de las Horas, entre otras.
Asimismo el Purpurado hizo un llamado a la responsabilidad de los ministros. La Eucaristía también es "el centro y cumbre" del ministerio sacerdotal, señaló el Cardenal Rouco, "la principal y central razón de ser del sacramento del sacerdocio".