El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, dijo esta semana que se niega a politizar la muerte del Papa Francisco, elogiando al difunto pontífice como una figura “amplia” y un “gran” líder de la Iglesia Católica.
“Mucha gente, especialmente en la prensa estadounidense, quiere que el Santo Padre —todo su legado e incluso su muerte— sea tema de política estadounidense”, dijo Vance a los periodistas en Agra (India) durante una visita de cuatro días con su esposa, Usha, la primera segunda dama hindú-estadounidense.
“Obviamente, era una figura mucho más amplia que los Estados Unidos de América. Representa a más de mil millones de católicos en todo el mundo”, dijo Vance.
Los dos líderes discreparon públicamente en cuestiones políticas a principios de año. En febrero, el Papa Francisco envió una carta pastoral a los obispos estadounidenses instando a los funcionarios a reconocer la dignidad de los inmigrantes después de que Vance, un católico converso, defendiera públicamente la aplicación del "ordo amoris", o "amor correctamente ordenado", al debate sobre inmigración.
“Como líder estadounidense, pero también como ciudadano estadounidense, su compasión pertenece primero a sus conciudadanos”, dijo Vance en ese momento, aunque reconoció que el principio “no significa que se odie a la gente de fuera de sus propias fronteras”.
En su carta, Francisco reprendió tácitamente los comentarios de Vance, argumentando en parte que “el acto de deportar personas que en muchos casos han dejado su propia tierra por motivos de pobreza extrema, de inseguridad, de explotación, de persecución o por el grave deterioro del medio ambiente, lastima la dignidad de muchos hombres y mujeres”.