MADRID,
El Papa Juan Pablo II bendijo este miércoles la estatua de Santa Teresa de Jesús Jornet, fundadora de la congregación religiosa de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, que se ubica desde la fecha en el exterior del ábside de la Basílica de San Pedro.
Además de los Cardenales Eduardo Martínez Somalo, camarlengo de la Santa Iglesia de Roma, y Francesco Marchisano, arcipreste de la Basílica de San Pedro, estuvieron presentes en el acto el Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, y diversas autoridades diplomáticas, sacerdotes valencianos y delegadas de la congregación fundada por Santa Teresa de Jesús Jornet.
En sus palabras ante el Papa, Mons. García-Gasco expresó la "profunda alegría que embarga a la arquidiócesis" por la colocación de la estatua, y añadió que "Valencia tiene el privilegio de custodiar el sepulcro de esta santa, gigante de la caridad", a la que también ha definido como "don de Dios para la humanidad".
Durante su intervención, el Arzobispo defendió la dignidad de los ancianos, después de recordar que "en los tiempos en que vivió nuestra santa empezaba a ser evidente un problema que en nuestros días se ha ido agravando: la falta de respeto por la vida en cualquier etapa de su curso natural".
Al respecto aseguró que "hoy los ataques a la vida son, si cabe, más graves que entonces: se difunde como una plaga el crimen del aborto y se quiere introducir la eutanasia en nuestra sociedad".
Frente a esta situación "las hermanitas defienden la vida, promueven la dignidad humana y defienden a los ancianos más débiles". También ha agradecido su labor a la congregación fundada por Santa Teresa de Jesús Jornet porque "son muchísimos los ancianos que en sus casas encuentran un lugar donde vivir y celebrar la fe".