En un mensaje de Domingo de Ramos, el sacerdote cubano Alberto Reyes recordó que sólo abrazando la cruz se alcanza la resurrección.
“La cruz nos habla de una elección de vida: la del don de sí mismo”, escribió el P. Reyes, de la Arquidiócesis de Camagüey, en sus redes sociales este 13 de abril. Y añadió: “Cada cruz es un recuerdo de que Alguien lo donó todo por nosotros, y es a la vez la invitación a que ese espíritu de donación sea el punto de referencia de todas nuestras decisiones”.
El sacerdote propone mirar la Semana Santa como un espejo de la existencia: “Cada Semana Santa es como un resumen de la vida: de los años, de los meses, de los días… Sabemos que ni la pasión, ni la cruz, ni la muerte son el final, sabemos que siempre, de un modo o de otro, entraremos en la resurrección, pero nunca sin la pasión, nunca sin la cruz, nunca sin morir a lo que frena o impide vivir en clave de ofrenda, de don, de bendición”.
Sin embargo, reconoce que elegir ese camino no es fácil. “Quien, por fidelidad al Evangelio, decida disponerse para los demás, debe saber que, en momentos cruciales, podrá quedarse solo, ser traicionado por alguien cercano, sufrir el rechazo, incluso de su propia familia, y lo que es peor, sentirse abandonado por Dios”, sostiene.
En ese sentido, afirmó que “es precisamente la posibilidad del abandono y de la sensación de fracaso donde podemos encontrar el motivo para elegir vivir en clave de don”.
El mensaje del Domingo de Ramos resuena aún más fuerte en medio del contexto social del cubano. En una columna publicada días antes, titulada He estado pensando en la espiral de la miseria, el sacerdote denunció el colapso económico nacional: “Somos un país en bancarrota, donde el cerco se cierra cada vez más sobre los más vulnerables”.