Con una firme proclamación de esperanza en medio de la adversidad, el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, lideró este domingo la tradicional Procesión de Ramos en la Ciudad Santa, marcando el inicio de la Semana Santa para los cristianos en Tierra Santa.
Desde la entrada de la ciudad, resonó el grito litúrgico: “¡Hosanna al Hijo de David! Bendito el que viene en nombre del Señor”. En esta ocasión, el Cardenal quiso enviar un mensaje cargado de consuelo, firmeza y compromiso ante el contexto complejo que vive la región debido al conflicto israelí-palestino.
“No tenemos miedo. Somos hijos de la luz y de la resurrección, de la vida. Esperamos y creemos en el amor que todo lo vence”, afirmó este 13 abril ante los fieles locales y los pocos peregrinos que han podido llegar este año.
“Les saludo en especial a ustedes, los cristianos de Jerusalén, por este día que está dedicado a ustedes, que ante todo les pertenece, porque son ustedes, aquí en Jerusalén, quienes mantienen viva la llama de la fe cristiana y la presencia de Cristo entre nosotros”, aseguró el purpurado.
En una ciudad marcada por tensiones políticas y religiosas, el Patriarca recordó que “estamos a punto de entrar en la semana de la Pasión”, exactamente en los lugares donde Jesús padeció y resucitó. “Y al unirnos a Él, nos uniremos también a todos aquellos que hoy viven aquí su pasión, entre nosotros y en el mundo”, sostuvo.
El mensaje no esquivó la realidad dolorosa que vive Jerusalén y su entorno: “Vivimos tiempos difíciles” reconoció. Sin embargo, invitó a no quedarse en el temor, sino a mirar más allá: “La Pasión de Jesús no es la última palabra de Dios sobre el mundo. El Resucitado es Su última palabra”.