En la Basílica de San Crisógono en Roma reposan los restos de la beata Ana María Taigi, una figura clave para la historia de este templo, custodiado por la Orden Trinitaria desde 1850.
La imponente basílica, una de las más antiguas de la ciudad, fue construida en el siglo IV sobre la casa del mártir Crisógono, un soldado romano que dio su vida tras convertirse al cristianismo. Todavía hoy pueden contemplarse tanto la estructura original como los restos subterráneos de la basílica primitiva, encargada por el emperador Constantino.
En conversación con ACI Prensa, el P. Antonio Aurelio, Vicario General de la Orden Trinitaria, subraya que, pese a su deterioro, la basílica primitiva es “una de las más importantes de Roma”, destacando que estaba completamente cubierta de frescos, entre ellos, posiblemente, la primera representación de San Benito.

El sacerdote español explica que debido a las frecuentes inundaciones provocadas por el Tíber, “la Roma actual se encuentra varios metros por encima del nivel original de la ciudad imperial”.
La presencia trinitaria en San Crisógono se debe precisamente a Ana María Taigi, laica vinculada a esta orden, aunque desde otra de sus casas, la de San Carlo alle Quattro Fontane.