Beata Ana María Taigi, esposa y madre ejemplar que predijo la elección del Papa Pío IX

Los restos de la Beata Ana María Taigi descansan en la Basílica de San Crisógono en Roma Los restos de la Beata Ana María Taigi descansan en la Basílica de San Crisógono en Roma/ Crédito: Daniel Ibáñez/ EWTN News

En la Basílica de San Crisógono en Roma reposan los restos de la beata Ana María Taigi, una figura clave para la historia de este templo, custodiado por la Orden Trinitaria desde 1850. 

La imponente basílica, una de las más antiguas de la ciudad, fue construida en el siglo IV sobre la casa del mártir Crisógono, un soldado romano que dio su vida tras convertirse al cristianismo. Todavía hoy pueden contemplarse tanto la estructura original como los restos subterráneos de la basílica primitiva, encargada por el emperador Constantino.

En conversación con ACI Prensa, el P. Antonio Aurelio, Vicario General de la Orden Trinitaria, subraya que, pese a su deterioro, la basílica primitiva es “una de las más importantes de Roma”, destacando que estaba completamente cubierta de frescos, entre ellos, posiblemente, la primera representación de San Benito.

P. Antonio Aurelio, Vicario General de la Orden Trinitaria. Crédito: Daniel Ibáñez/ EWTN News
P. Antonio Aurelio, Vicario General de la Orden Trinitaria. Crédito: Daniel Ibáñez/ EWTN News

El sacerdote español explica que debido a las frecuentes inundaciones provocadas por el Tíber, “la Roma actual se encuentra varios metros por encima del nivel original de la ciudad imperial”.

La presencia trinitaria en San Crisógono se debe precisamente a Ana María Taigi, laica vinculada a esta orden, aunque desde otra de sus casas, la de San Carlo alle Quattro Fontane

Tras su muerte, ocurrida a causa de la lepra —lo que inicialmente impidió su entierro en un cementerio común—, sus restos fueron trasladados a esta basílica como parte del proceso de beatificación. La Orden Trinitaria ofreció una capilla dedicada expresamente a esta beata, donde hoy se conservan sus reliquias.

Dones místicos y numerosas revelaciones

Ana María nació en Siena en 1769 en el seno de una familia humilde. “Su padre, sin recursos, decidió trasladarse a Roma con su familia a pie. Allí, comenzó a trabajar desde joven para ayudar en casa”, explica el P. Aurelio. Más tarde sirvió en la noble familia Chigi, donde conoció a su futuro esposo, el cartero de la familia, Domingo Taigi, con quien tuvo siete hijos, de los cuales cuatro fallecieron.

Muy conocida en Roma por sus dones místicos, la beata tuvo numerosas revelaciones, entre ellas, visiones sobre la elección de los papas. Según el P. Aurelio, una de sus visiones profetizó que un sencillo sacerdote llegaría al pontificado. Años después, “ese sacerdote se convirtió en el Papa Pío IX, quien donó la basílica a los trinitarios en agradecimiento”.

La beata tuvo numerosas revelaciones, entre ellas, visiones sobre la elección de los papas. Crédito: Daniel Ibáñez/ EWTN News

Durante una época de crisis doctrinal en la Iglesia Católica, Ana María Taigi fue un referente de fidelidad y vida cristiana. Aconsejó a cardenales y fue escuchada incluso por los papas. “Vivió con dignidad la pobreza y ayudó a los más necesitados sin descuidar nunca a su familia”, afirma el Vicario General.

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Siempre cumplió con devoción su papel de esposa y madre

Su marido solía decir que Ana María “se había casado primero con Dios y luego con él”, pero siempre cumplió con devoción su papel de esposa y madre. Por este motivo, es considerada un modelo ejemplar para los matrimonios, especialmente para los jóvenes.

De hecho, Domingo Taigi dejó escrito: “Cuando llegaba a mi casa la encontraba llena de gente desconocida que venía a consultar a mi mujer. Pero ella tan pronto me veía, dejaba a cualquiera, aunque fuera un monseñor o una gran señora y se iba a atenderme, y a servirme la comida, y a ayudarme con ese inmenso cariño de esposa que siempre tuvo para conmigo”. 

“Para mí y para mis hijos, Ana María era la felicidad de la familia. Ella mantenía la paz en el hogar, a pesar de que éramos bastantes y de muy diversos temperamentos (...) Cada mañana nos reunía a todos en casa para una pequeña oración, y cada noche nos volvía reunir para la lectura de un libro espiritual. A los niños los llevaba siempre a la Santa Misa los domingos y se esmeraba mucho en que recibieran la mejor educación posible”, relató el marido de la beata.

Un ejemplo de santidad en el matrimonio

El P. Aurelio puntualiza que a la basílica acuden muchos peregrinos para visitar el cuerpo de Ana María, debido a que es “una persona y una figura muy cercana”. Aunque hace varios siglos que existió, “cuando lees su vida parece que estás leyendo la de una persona que la puedes conocer hoy, con las mismas dificultades de hoy”. 

A pesar de sus dones extraordinarios, Taigi llevó una vida sencilla, afrontando junto a su familia las dificultades cotidianas. “Su historia sigue siendo cercana”, señala el P. Aurelio, quien recuerda que el año pasado toda la Acción Católica de Polonia le dedicó un año en su memoria.

Ana María murió el 9 de junio de 1867 a la edad de 68 años. Durante años sufrió una gran sequedad espiritual y angustias interiores. Antes de morir, padeció siete meses de dolorosa agonía y sufrió mucho al ver morir a cuatro de sus siete hijos. Sin embargo, y pesar de todo, su sonrisa no desapareció de sus labios. 

Cada martes se celebra una Misa en su capilla, donde se reza especialmente por los matrimonios. Crédito: Daniel Ibáñez/ EWTN News

Cada martes, en la basílica de San Crisógono, se celebra una Misa en su capilla, donde se reza especialmente por los matrimonios. En la actualidad, Ana María Taigi sigue tocando corazones. “No hace falta hacer un gran esfuerzo para demostrar que es una persona que nos puede ayudar, que nos puede servir en nuestra vida cotidiana y eso lo han descubierto muchos matrimonios”.

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