El 6 de abril, correspondiente al quinto domingo de Cuaresma, se llevó a cabo la tradicional exposición del Velo de la Verónica para la veneración de los fieles en la Basílica de San Pedro en Roma, renovando un rito de antiquísima tradición de la Iglesia Católica.
Esta reliquia, también conocida como la Santa Faz, es el paño con el que, según la tradición, Santa Verónica habría enjugado el rostro de Cristo durante su camino al Gólgota.
Aunque la figura de Verónica no aparece en los Evangelios canónicos, su historia ha sido transmitida desde el siglo VII y ganó gran popularidad en el siglo XV.
Existen múltiples velos atribuidos a Verónica en todo el mundo, siendo los más destacados los conservados en la Basílica de San Pedro en Roma y en el Santuario de la Santa Faz en Manoppello, en la región italiana de los Abruzos. Este último fue adquirido por el monasterio de los capuchinos en 1638. La autenticidad de estas reliquias ha sido objeto de debate, aunque la presencia del velo en Roma está documentada desde principios del siglo XI.
Sin embargo, además del Velo de la Verónica, la Basílica de San Pedro alberga otras reliquias de gran importancia, vinculadas a la Pasión de Cristo, resguardadas en los cuatro pilares que sostienen su majestuosa cúpula, diseñada por Miguel Ángel.
