Varios obispos de Estados Unidos están elogiando un esfuerzo bipartidista propuesto para mantener en el país a trabajadores religiosos —incluidos sacerdotes católicos— mediante la extensión de sus visas especiales, en lugar de enviarlos de regreso a sus países de origen por periodos prolongados.
Desde hace meses, líderes católicos han advertido sobre una crisis inminente, en la que muchos sacerdotes radicados en EE.UU. se verían obligados a abandonar sus ministerios y regresar a sus países de origen, tras lo cual estarían sujetos a largas esperas antes de poder volver.
Un cambio en las normas de visado en 2023 generó una acumulación de solicitantes que amenaza con impedir que los sacerdotes obtengan la residencia permanente (green card) antes de que expire su visa inicial de trabajador religioso.
Este retraso se generó cuando el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) aumentaron el número de inmigrantes de El Salvador, Guatemala y Honduras que solicitan visas EB-4, la categoría especial utilizada por los trabajadores religiosos.
Las autoridades eclesiásticas han advertido que esta acumulación podría generar una grave escasez de sacerdotes en el país. La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) afirmó que, debido al cambio normativo, los inmigrantes con visas temporales R-1 de cinco años podrían verse obligados a regresar a sus países y esperar muchos más años por una visa permanente EB-4.