El fervor mariano y el espíritu deportivo se unieron en la Ciudad de México este 30 de marzo, cuando obispos, sacerdotes, religiosas y fieles se pusieron su ropa deportiva para participar en la primera carrera arquidiocesana con destino a la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe.
Un arranque con bendición
Desde las primeras horas del día, los corredores comenzaron a congregarse en la explanada de la basílica. La jornada inició con una Misa presidida por Mons. Luis Manuel Pérez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México.
En su homilía, el prelado comparó el ímpetu de los corredores por alcanzar la meta con el amor de Dios, quien, en su infinita misericordia, “corre continuamente hacia nosotros, se encamina a nuestro encuentro de forma permanente, porque quiere nuestro bien, quiere nuestra salvación”.
Con esta reflexión y la bendición impartida, los participantes emprendieron la ruta de 3, 5 y 10 kilómetros, recorriendo la Calzada de Guadalupe, la histórica avenida por donde miles de peregrinos llegan cada año para venerar a la guadalupana.