Profundamente preocupados por la “peligrosa espiral” en la que el mundo se está sumiendo, los obispos europeos instan a la Unión Europea a mostrar liderazgo actuando como una “fuerza unida, confiable e integradora para sus vecinos y el mundo”.
“El aumento de la tensión global, fomentado por un creciente aislamiento y la profundización de las divisiones, está erosionando el multilateralismo y debilitando los principios democráticos. Esta combinación está dando lugar a una competencia despiadada y a confrontaciones violentas, a menudo en flagrante violación del derecho internacional”, señalan en una declaración los prelados tras su Asamblea de Primavera celebrada en Nemi (Italia) el 26 y 27 de marzo.
Sobre la defensa europea, los obispos de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) reconocen la necesidad de una Europa fuerte, “capaz de proteger a sus ciudadanos y valores”, al mismo tiempo que subraya su vocación original como un proyecto de paz.
“Cualquier inversión necesaria, proporcionada y adecuada en defensa europea no debe hacerse a expensas de los esfuerzos destinados a promover la dignidad humana, la justicia, el desarrollo humano integral y el cuidado de la Creación”, afirman los obispos en su declaración.
Asimismo, reconocen la necesidad de que la Unión Europea refuerce su posición en la economía global “sin socavar su histórico compromiso con la solidaridad, especialmente con las regiones más vulnerables del mundo, con quienes sufren pobreza o con quienes buscan refugio”.