El Papa Francisco, de 88 años, prosigue con la convalecencia para recuperarse plenamente de la infección que le afectó a los dos pulmones por lo que continúa con la terapia farmacológica además de realizar los ejercicios de fisioterapia, tanto motora como respiratoria.
Según informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en los últimos días ha mostrado signos de mejoría.
En todo caso aún no es capaz de respirar de forma autónoma. Durante las noches, cuando duerme, aún requiere de un dispositivo respiratorio que le transmite altos flujos de oxígeno.
Los resultados de los últimos análisis de sangre que se le han realizado mantienen los valores dentro de la normalidad. Además, la fisioterapia le está ayudando a mejorar el uso de la voz, informó el Vaticano.
Durante estos días, el Pontífice pasa la jornada combinando momentos de trabajo con el necesario descanso que le han prescrito los médicos. La fecha que manejan para que el Santo Padre pueda retomar su agenda es, “como mínimo”, a finales de mayo.
Desde que regresó al Vaticano, el Papa Francisco no ha recibido visitas. De hecho, una de las prescripciones médicas es que no tenga contacto con grandes grupos de fieles o con familias con niños pequeños que puedan ser portadores de algún virus o bacteria, lo que podría volver a complicar su situación.