En la festividad de San Patricio, celebrada este 17 de marzo, el Arzobispo Eamon Martin propuso al patrón de Irlanda como un ejemplo de esperanza cristiana “forjada en la adversidad” y arraigada en la fe.
El conocido como “Apóstol de Irlanda” debió hacer frente a numerosas adversidades, especialmente durante el tiempo de cautiverio en la tierra de la que más adelante se convertiría en obispo. Sin embargo, “a pesar del dolor, la soledad y el aislamiento que ello conllevó, se atrevió a esperar en Dios”, destacó el arzobispo.
Patricio, cuyo nombre de pila fue Maewyn Succat, nació en Britania —hoy Gran Bretaña— alrededor del año 386 en una familia cristiana. Siendo muy joven su casa fue saqueada por unos vándalos, quienes lo llevaron a la fuerza rumbo a la isla vecina, Irlanda, donde fue vendido y obligado a trabajar en condición de esclavo.
Tras recobrar su libertad, inició el camino espiritual que lo conduciría al sacerdocio. Más tarde regresó de nuevo a las costas de Irlanda, “como un discípulo misionero de esperanza en el Señor Resucitado”, subrayó el prelado irlandés.
La esperanza cristiana, “mucho más que un simple optimismo humano”
Desde la catedral de San Patricio en Nueva York (Estados Unidos), en la que se encuentra tras realizar una peregrinación jubilar, Mons. Martin recuerda a los inmigrantes irlandeses que llegaron a Estados Unidos en el siglo XIX.